La disposición de las teclas se remonta a las primeras maquinas de escribir,
las cuales eran enteramente mecánicas. Al pulsar una letra en el
teclado, se movía un pequeño martillo mecánico, que golpeaba el papel a
través de una cinta impregnada en tinta. Al escribir con varios dedos de
forma rápida, los martillos no tenían tiempo de volver a su posición
por la frecuencia con la que cada letra aparecía en un texto. De esta
manera la pulsación era más lenta con el fin de que los martillos se
atascaran con menor frecuencia.
Sobre la distribución de los caracteres en el teclado surgieron dos variantes principales y secundarios: la francesa AZERTY y la alemana QWERTZ.
Ambas se basaban en cambios en la disposición según las teclas más
frecuentemente usadas en cada idioma. A los teclados en su versión para
el idioma español además de la Ñ, se les añadieron los caracteres de acento agudo ( ´ ), grave ( ` ), la diérisis( ¨ ) y circunflejo ( ^ ), además de la cedilla ( Ç ) aunque estos caracteres son de mayor uso en francés, portugués o en catalán.
Cuando aparecieron las máquinas de escribir eléctricas, y después los
ordenadores, con sus teclados también eléctricos, se consideró
seriamente modificar la distribución de las letras en los teclados,
colocando las letras más corrientes en la zona central; es el caso del Teclado Simplificado Dvorak.
El nuevo teclado ya estaba diseñado y los fabricantes preparados para
iniciar la fabricación. Sin embargo, el proyecto se canceló debido al
temor de que los usuarios tuvieran excesivas incomodidades para
habituarse al nuevo teclado, y que ello perjudicara la introducción de
las computadoras personales, que por aquel entonces se encontraban en
pleno auge.
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